Partimos de la idea clara de que la “nave” es el lugar donde viven los animales, su hogar. Por esta razón, estas instalaciones deben asegurar unas condiciones ambientales y de bienestar que permitan a los animales alimentarse, beber, expresar sus comportamientos naturales y descansar de forma apropiada.
Los alojamientos deben responder a una serie de necesidades en función de las características de explotación:
¿QUÉ ESPACIO NECESITAN?
Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en los alojamientos del ganado ovino es el espacio mínimo disponible por animal, refiriéndonos no solamente a los metros cuadrados de superficie que tengan a su disposición, sino también referido al tamaño/número de comederos y bebederos que permitan un adecuado acceso al alimento y al agua en función de sus necesidades.
En lo que respecta a la superficie de suelo disponible por animal, las necesidades mínimas varían en función de varios factores como la especie, el estado productivo del animal, etc. A modo de ejemplo de la influencia de la especie, en general, podemos decir que las cabras necesitan más espacio que las ovejas, debido a que tienen diferencias importantes en cuanto a su comportamiento espacial. Durante el descanso las cabras raramente lo hacen en contacto con otras cabras. Por el contrario, las ovejas sí descansan unas contra otras debido a su mayor comportamiento gregario. Aunque también existen similitudes, tanto ovejas como cabras prefieren descansar contra una pared en vez de en medio del aprisco debido a que se sienten más seguras y cómodas que en una zona abierta debido a su adaptación antidepredadora en ambas especies.
El espacio disponible por animal influye de forma clara sobre su comportamiento. En ovejas estabuladas se ha comprobado que el incremento de 1,5 m2 a 3 m2 disponible por animal se traduce en un aumento del tiempo que los ovinos están caminando y se reducen de forma significativa las agresiones. Por el contrario, densidades animales elevadas afectan negativamente a comportamientos naturales asociados a un adecuado bienestar animal, como son el acicalado, poder tumbarse, darse la vuelta, estirar las patas, etc.
El estado productivo de los animales influye de forma decisiva en sus necesidades espaciales. Un ovino en mantenimiento necesita un espacio mínimo de 1,2 m2, que se incrementa hasta los 2 m2 en el caso de se trate de una oveja parida.
Como hemos comentado anteriormente, en el diseño de una nave ganadera es fundamental tener en cuenta el acceso al alimento y al agua de todos los animales. Es decir, el tamaño y número de los comederos y bebederos debe permitir que todos los animales puedan comer al mismo tiempo y que no le falte acceso al agua de bebida de forma prolongada a ninguno de ellos. Para ello, es imprescindible considerar las necesidades de alimentación y bebida de nuestras ovejas, de nuevo, en función de su estado productivo.
Como referencia se pueden considerar los siguientes parámetros:
Comederos:
Bebederos:
En el caso del acceso al agua, estos números vienen determinados por datos conocidos como el consumo medio en ovejas expresado en litros de agua por kilogramo de materia seca ingerida, a una temperatura ambiental de 15ºC, que se muestra en la tabla siguiente.
ESTADO PRODUCTIVO | LITROS AGUA |
Crecimiento - Cebo | 2 |
Mantenimiento - Inicio de gestación | 2 - 2,5 |
Final gestación | 1 feto: 3 - 3,5 2-3 fetos: 3,5 - 4,5 |
Lactación | Primer mes: 4 - 4,5 Resto: 3 - 3,5 |
Por tanto, no solo es importante el espacio disponible para los animales, sino también su distribución y diseño.
CÓMO DEBE SER LA VENTILACIÓN Y LA TEMPERATURA
La ventilación y la temperatura del alojamiento de nuestras ovejas, influye decisivamente sobre su salud, productividad y bienestar. Por lo que es fundamental controlar ambos parámetros con un diseño correcto de las instalaciones.
Una adecuada ventilación de nuestras naves nos va a permitir eliminar el aire contaminado con gases tóxicos (en especial metano y amoniaco) procedentes de la respiración y digestión de las ovejas, el exceso de humedad presente en el interior del alojamiento y aportar el oxígeno necesario a los animales, además de regular la temperatura interior del aprisco.
Conseguir estas condiciones de ventilación y temperatura dependerá en gran medida de la orientación de la nave. Como norma general, la orientación de la instalación debe ser siempre perpendicular en su eje principal, o eje largo, a la dirección de los vientos dominantes de la zona en que se encuentre localizada. De esta manera, además, conseguiremos una adecuada velocidad de aire en el interior de la nave, que influirá de manera determinante en el bienestar de nuestras ovejas y corderas y corderos, evitando problemas patológicos respiratorios.
Los parámetros teóricos óptimos de ventilación y temperatura para nuestros animales son los siguientes:
Por otra parte, los m3/hora de aire contaminado evacuados dependen de múltiples factores:
EL CONTROL DE LA LUZ EN LA NAVE
La luz, o más bien, los ciclos diarios de luz y oscuridad, y su duración, influyen en muchas funciones biológicas de nuestras ovejas importantes desde el punto de vista productivo. Estos ciclos de luz y oscuridad controlan, entre otras funciones, las secreciones hormonales, de gran importancia en hembras poliéstricas estacionales, como son las ovejas. Este último aspecto es fundamental cuando se pretenda inducir un fotoperiodo de manera artificial.
Es importante tener en cuenta también la intensidad de la iluminación de nuestras naves. Se ha comprobado que niveles inadecuados de iluminación dan lugar a alteraciones en el comportamiento de los animales. Condiciones de baja iluminación originan una disminución de la ingesta e inactividad de las ovejas. Por el contrario, una iluminación excesiva provoca una evidente hiperactividad de los ovinos. En la medida de lo posible, intentaremos que los animales tengan acceso a la luz del sol. Como norma sencilla, durante las horas del día, la intensidad de la iluminación, natural o artificial, debería permitir a los animales alojados en la nave ver y ser vistos con claridad.
CONTROLAR LOS NIVELES DE RUIDO
Es importante tener en cuenta que la maquinaria empleada en nuestra explotación, así como los sistemas de ventilación, son una fuente de ruido que a menudo supone una causa de estrés para los animales.
Por ello, debemos, en la medida de lo posible, minimizar al máximo el nivel de ruido en el interior de la nave, evitando sobre todo ruidos repentinos y fuertes.
Existen estudios en los que se ha comprobado que un aumento del nivel de ruido de 45 dB a 95 dB se tradujo en una reducción del tiempo de ingesta y un incremento del comportamiento inactivo de las ovejas, mostrando signos de sufrimiento, que podría derivar en disminuciones de la producción o incluso hacer a los animales más susceptibles al padecimiento de enfermedades.
CONCLUSIONES
Oviespaña, noticias diarias sobre el mercado nacional e internacional del ovino, investigación ganadera, alimentación y sistemas de manejo.