La obtención de forrajes en verano como el maíz tiene el problema de que puede conllevar una carga alta de micotoxinas y, al emplearse en pequeños rumiantes, pueden eliminarlas por leche y hay que desecharla para consumo humano. Además, puede llevar asociado daño orgánico, principalmente hepático.
Para reproducir este hecho, se hizo un experimento con ovejas, por parte de investigadores de la Universidad de Córdoba y la Universidad de Sevilla, a las que se administró forraje con alta cantidad de micotoxinas, y fueron evaluados parámetros sanguíneos marcadores de daño hepático y de bienestar animal. También se realizaron necropsias en busca de hallazgos lesionales.
Se llegó a la conclusión de que una alta cantidad de micotoxinas produjo peores parámetros asociados a bienestar animal y lesiones necróticas periportales en el parénquima hepático. Las lesiones halladas son similares a las encontradas en ganado vacuno lechero.
Esta comunicación se presentó en el pasado Congreso de la Sociedad Española de Ovinotecnia y Caprinotecnia (SEOC) celebrado en Zaragoza y está firmado por los siguientes investigadores: F. Requena, B.M. Escribano, A.L. Martínez Marín, M.J. Alcalde, L. Requena y E.I. Agüera.
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