El aporte de fibra es un aspecto clave en la formulación de raciones de rumiantes, siendo imprescindible para cubrir las necesidades de los animales y rentabilizar la explotación, según destaca un artículo publicado en la web de la cooperativa Agropal, del que se recoge un extracto a continuación.
La fibra y su procedencia
La fibra es una parte de todos los vegetales que damos de comer a nuestros animales, y la conforman la suma de lignina (fracción poco digestible), hemicelulosa y celulosa (fracción digestible). Se encuentra en los tejidos de las plantas y se trata básicamente de su esqueleto.
La fibra en las raciones de los rumiantes procede fundamentalmente de los forrajes (alfalfa, veza, raygrás, esparceta, paja, etc) y de la fibra que aporta el concentrado (pulpa de remolacha, cascarillas, salvados, etc).
Cantidad y calidad de fibra
A medida que la planta avanza en su ciclo de vida aumenta el porcentaje de fibra o pared celular en la misma y, generalmente, su valor nutritivo disminuye debido a su creciente lignificación. Normalmente, cuanta más fibra nos aporta una planta, menos proteína tiene.
Al aumentar la proporción de fibra y al tener la misma una menor digestibilidad, el forraje permanece más tiempo en el rumen lo que lleva a un menor consumo de ración total.
Efectos de consumo de fibra
Los alimentos con alto contenido de fibra suelen disminuir la ingesta de materia seca por su baja digestibilidad. Esto puede ser una consecuencia de la capacidad física del rumen. Raciones con alto contenido en fibra enlentecen el tránsito en el aparato digestivo, con lo que dan sensación de saciedad al animal y hace que acuda menos al comedero, pero, en contraposición, mejora la salud ruminal, ya que ejerce de “freno” ante determinadas fermentaciones, favorece la rumia, con la consiguiente producción de saliva (la cual contiene mucho bicarbonato, que funciona como tampón reduciendo la acidez).
Por otra parte, la degradación de la fracción digestible de la fibra, potencia a las bacterias ruminales encargadas de las fermentaciones que favorecen una mayor producción de grasa en la leche.
Conclusiones
La fibra es importante no sólo como precursora de la grasa de la leche, sino que de ella depende en gran medida el normal funcionamiento del rumen. La fibra nos ayuda a promover la motilidad del aparato digestivo, y mantener el pH ruminal por su capacidad para tamponar y regular la acidez y por estimular la rumia.
El consumo de fibra está determinado por la capacidad física digestiva del animal, la composición química de los forrajes y por la demanda de energía de los animales. Para determinar qué fibra debemos aportar en la ración es necesario realizar una valoración en función de la ingesta de los animales, la producción y composición de la leche, la condición corporal, la incidencia de enfermedades en nuestras explotaciones, y, desde luego, en base a la disponibilidad y al interesante precio de los forrajes.
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