Canarias cuenta en la actualidad con tres razas ovinas autóctonas. Se trata de la Canaria, la Palmera y la Canaria de Pelo. Tras la llegada de los conquistadores en el siglo XV llegan nuevas razas de oveja procedentes de la Península, en este caso de lana, para la confección de ropa y mantas que sustituyeron a las pieles y tejidos vegetales con que vestían los antiguos canarios, a la vez que eran de aptitud lechera para la confección de quesos. Y a la inversa, desde el segundo viaje de Colón, se exportan numerosas ovejas de pelo de las que tenían los indígenas isleños hacia América, que se extendieron ampliamente, según refleja un artículo de la revista Pellagofio.
Uno de los aspectos que se ha investigado en los últimos años es el origen de esas razas que existen en la actualidad. “Todas las ovejas que tenemos en Canarias vienen del mismo tronco aborigen que era la oveja de pelo. Después llegaron los europeos y vieron que tenían necesidad de lana para sitios fríos. Al contrario que en el Caribe, que está demostrado que las primeras se las llevó Colón y allí la lana no tenía sentido”, resume Juan Capote, el veterinario e investigador del ICIA.
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